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SACANDO UNA VIEJA DEL PUTERO QUE LE OLIA EL TAMAL A TIBURON
- Unknown
- 4 days ago
- 2 min read

Era una noche de esas en las que el aburrimiento te gana y el cuerpo te pide desmadre. Así que, con mis $50 bien sudados en la bolsa, me fui al putero más famoso de la ciudad: "El Rincón del Desmadre".
El lugar era un antro de luces neón, música corrida y un olor a cerveza barata que te hacía llorar los ojos.
Ahí estaba ella: La Chabela, una vieja con más años que un árbol de ceiba, pero con un cuerpazo que, según ella, era "obra de Dios y del gimnasio". Me la quedé viendo y pensé: "Hoy me voy a dar el lujo de sacar a esta joya de aquí".

—Oye, Chabela, ¿cuánto por una noche contigo? —le pregunté, tratando de sonar galán.—Mira, mi amor, por ti, $50 —me dijo con una sonrisa que dejaba ver más dientes falsos que un dentista en quiebra.
Le pagué, la agarré del brazo y salimos rumbo al hotel más barato del barrio. En el camino, me di cuenta de que algo olía raro. No era el típico olor a perfume barato, no. Era algo más... marino. Como si hubiera estado nadando en un tanque de pescado podrido. Pero, ¿qué más daba? Ya estaba comprometido.
Llegamos al hotel, y el recepcionista, un tipo con cara de no haber dormido en tres días, nos dio una habitación con una cama que chirriaba más que un carro viejo. Nos metimos al cuarto, y ahí fue cuando el olor se intensificó.
—Chabela, ¿te bañaste hoy? —le pregunté, tratando de no ofenderla.—¡Claro que sí, mi amor! Con mi jabón de rosas —me dijo, mientras se quitaba el vestido y me dejaba ver más estrías que un mapa del metro.

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